Pero también se hacen reparaciones, si su imagen de yeso sufre un desperfecto, la puede llevar al mismo lugar donde le dan su manita de gato, y queda como nueva.
Hace unos días, iba pasando frente a esta tienda y ví a través de mis pecaminosos lentes una de estas imágenes justo cuando le daban mantenimiento a una figura femenina, como todas con rasgos europeos, (ya ven que para ser santos no pueden tener apariencia mexicana), algunas ya tienen el vestuario incluido dentro del diseño con material sólido, pero a algunos se les puede cambiar el vestuario, como a las Barbies, con la diferencia de que la imagen religiosa es más pudorosa, no tiene senos, o si los tiene se confunden con la cintura, y usa una especie de traje de baño que se usaba a inicios del siglo pasado que cubre un poco más debajo de las rodillas. Sus partes íntimas están debidamente ocultadas por el mismo traje.
Pero el caso es que esta pobre deidad sufría la vergüenza de ser exhibida por su infame reparador en plena banqueta en el boulevard de Ometepec. En medio de pinturas, pegamento, y una silla en la cual el reparador se sienta a hacer su trabajo, en un lugar más fresco que en interior del local.
