21/9/07

El dolor y el humor



Poco a poco las personas se acostumbran a vivir con el dolor, y llega a formar parte de nuestra cotidianeidad, no se trata de una fijación o un estado de masoquismo, sino de un compañero indeseable del cual no nos podemos deshacer, hace casi una década que yo vivo personalmente esta situación, tenía alojado en la cabeza un pequeño tumorcillo, que me provoca constantes dolores y malestares, pero afortunadamente cuento con el recurso indispensable: el INNN.

Recién habíamos iniciado el milenio, la gente no se ponía de acuerdo si el mileno iniciaba en el 2000 o 2001, pero mi mayor preocupación no era esa, sino que cada vez sentía más dolor de cabeza, me había hecho dependiente de los analgésicos, los médicos que había visto diagnosticaron migraña, exceso de trabajo, o una cuestión psicológica, hasta que un avispado le atinó, pues a mis veinte y pocos años que tenía en ese tiempo aún estaba creciendo… y bingo!!! Un tumor cerebral… que estaba estimulando a mi sistema endocrino para que produjera hormona del crecimiento, pues a esa edad ya era innecesaria, además de otras complicaciones.
El INNN es el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de la Ciudad de México, y es el responsable del tiempo extra que llevo en este mundo; además de ser uno de los mejores de su tipo en el mundo y el mejor en América Latina.
La primera vez que llegué al ese instituto iba temblando.. de miedo, de desconcierto, con todos mis propósitos del año y de la década y del milenio hecho trizas, hasta en ese entonces tenía la salud de un roble, recordaba las inyecciones como algo lejano, cuando me ponían vacunas, de pronto me ví siendo parte de los pacientes de neurología, algo atemorizante para todos…
En el sistema de salud pública de México, nos tenemos que acostumbrar a ser tratados de mala manera, incluso en hospitales privados… pero cuando llegué a este Instituto me sorprendió la amabilidad de las recepcionistas, de las enfermeras, la accesibilidad de los médicos y la calidad de la atención.
Ahora, a 7 años de la primera cirugía me siento sumamente agradecido con esta institución, donde me han tratado tan bien que he vuelto a tener casi la vida de antes, pero mejor aprovechada. Sigo en tratamiento, quedaron algunas secuelas… pero vivir vale la pena…
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