18/1/08

ES MUY INJUSTA LA VIDA 7

Estas son historias de las que abundan por mi Estado, historias de miseria, de desolación, de injusticia y de muerte; una revista que se llama CONTRALINEA publica un repotaje de los desplazados por el hambre. Indígenas que tienen que dejar sus casas y su tierra para irse a los estados del norte por temporadas, para trabajar en condiciones infrahumanas y ganar algo de dinero, ser campesino ya no deja, ahora tienen que emigrar en pésimas condiciones, viajar durante varios días y vivir en condiciones peores de las que tienen en su pueblo.


Desplazados por el hambre


Me’phaa, nu’saavi y nahuas abandonan por decenas de miles La Montaña de Guerrero. Andrajosas, familias enteras cargan con su patrimonio –sacos de maíz, petates y bolsas de harapos– y dejan cientos de pueblos desolados. Es el inicio de un humillante viaje de más de 2 mil kilómetros que los llevará, como peones acasillados, a las plantaciones de empresas trasnacionales. Su destino son campos de concentración, capataces, guardias blancas y tiendas de raya

Zósimo Camacho / Julio César Hernández, fotos / enviados


La Angostura, Sinaloa. Estela Santiago, de siete años, se desencaja pequeñas espinas. Observa los puntos rojos de sus manos y continúa, descalza, arrastrando un bote entre los surcos de este “campo 3” de la empresa Agrícola Exportadora de Vegetales. Vino con su familia y con todo su pueblo a contratarse como cortadora de pepino por una jornada de seis de la mañana a 5:30 de la tarde. Sale de su galera cuando aún el sol no se ha levantado por el horizonte y regresa cuando la luz se ha disipado por completo.


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