Es imposible no enternecerse al ver esos ojos negros, que empiezan a descubrir algo que es tan raro que aún no entiendes y que se llama vida; aún eres todo instinto, los que ya llevamos mucho tiempo aquí, ya hemos perdido el asombro de descubrir nuevas cosas, viniste al mundo en un tiempo difícil, pero eres de las afortunadas, tus padres están contigo, ellos te harán sentir que el amor y el humor son las mejores cosas del mundo, mejores que el aire y la comida, mejores que el agua y la luz que son muy buenas. Ojalá siempre tengas alrededor de ti besos y risas, viento limpio, frutas y verduras y pan, carne, agua sin sabor ni olor y luz en abundancia. Ojalá no te falte nada de eso nunca, que tu tristeza se conserve siempre más pequeña que tu, que tu soledad sea siempre voluntaria, que tu hambre y tú sed sean solo punto de referencia para gozar de tu biberón, tu plato y tu vaso. Que tu cabeza y tu estómago tengan siempre alimento, que haya abrigo para tu piel, ocupación para tus manos y compañía para tu corazón. Ojalá no te aburras nunca y que lleves la risa a todos los escenarios de tu vida, incluso al más temible y doloroso de ellos, que es el espejo.
Ahora tú solo conoces a mamá y papá y una que otra persona, pero somos parte de una gigantesca familia que se llama humanidad, apenas somos como la seis mil millonésima parte de una familia donde hay bondad y crueldad, donde hay gente que muerde y gente que acaricia, gente que construye cuartos, casas y cuadras enteras, y gente que destruye todo lo que se encuentra a su alrededor, ya sea a martillazos o a balazos o con palabras amargas. A lo largo de tu vida tendrás que aprender a acercarte a unos y apartarte de otros, a querer a quienes te quieran a soportar a los que no, a defenderte de quienes te atacan y a respetar la condición humana de todos. Esto quiere decir no gozar con el sufrimiento de nadie, no obligar a nadie a que piense o sienta lo que tu quieres, no disponer del cuerpo de nadie, no impedir nunca que una persona respire, coma, beba, sude, sueñe, orine y…. haga popó. La mejor compañía que puedes tener es la tuya propia. Pero no podrás vivir sola con ella. La compañía de otras personas es necesaria y te hará sentir bien.
