25/9/07

En los negocios de la fe, no es necesario estar



Están ahí con una expresión entre derrota, sufrimiento y éxtasis, ausentes, con sus caras piadosas relamidas, todos ellos con facciones europeas, esperando que alguien los compre y los ponga en un altar, y les ponga flores, velas, o lucecitas, no envidio su situación, pero representan algo sagrado para muchas personas.
Por ahora están en exhibición, esperando que vayan por ellos, no hablan, no piensan, no conocen la risa, y los doctos cuestionan la historicidad real de más de uno, pero representan el sustento de un comerciante… no nomás el sustento, sino su modus vivendi, su estilo de vida pues, quizás su pasión.
¿Quienes los hacen?, ¿tienen algunos modelos preestablecidos o moldes?, algunos tienen el tamaño de una persona real, si no fuera por su vestuario sacro podrían pasar por niños jugando a los encantados.
Se ve que el negocio prospera, anteriormente nomás ocupaban un local, ahora usan dos, en una foto de puede ver al santo oficial de Ometepec, el Santiago Apóstol, al que le festejan su día el 25 de julio, está al frente, detrás se pueden ver productos de corte esotéricos y herbolarios…
También son el reflejo del fracaso del monoteísmo, las personas necesitan identificarse materialmente con su deidad, y un dios que no sea visible, que lo sientan lejano o indiferente a su situación no tiene futuro en el mundo de la fe y superstición.
No pretendo atacar ni coartar la fe de nadie, sino solo poner de una forma muy particular, mi apreciación sobre los negocios de las creencias. Tampoco afectar a las limpias conciencias y a las señoras decentes.